..construido con bloques de experiencia. Desde que nacemos nuestro cerebro como si fuera una esponja va absorbiendo y manejando su relación con lo que ocurre a su alrededor.
Coloca una pieza aquí, otra allá, otra encima, así hasta que llega un momento en que empieza a hacer filas completas que «desaparecen» y hacen que sumemos puntos extra. Así nuestra psicología se mantiene en un equilibrio. Todo está «bien» mientras que las piezas al final estén conectadas unas con otras de tal manera que produzcan filas y no lleguen a subir hasta el tope superior de la pantalla.
Las complicaciones psicológicas llegan cuando vivimos experiencias intensas, por ejemplo si aumenta la velocidad del juego y nos entran muchos bloques en poco tiempo; si de repente entra una pieza con una forma nueva o si la lógica que estamos usando para colocar las piezas no es la más adecuada para formar filas, por tanto, llegará un momento en nuestra vida que sintamos que los bloques están alcanzando el tope. ¿Qué hacer entonces?
La buena noticia es que aunque no podamos parar el juego completamente, eso sólo ocurrirá si apagamos la «máquina», si que podemos pausarlo, enlentecerlo y revisar lo que estamos haciendo, aunque sea por algunas horas a la semana. Si nos damos la oportunidad a través de un trabajo psicológico adecuado podremos encontrar la manera de mejorar nuestra estrategia, ganar puntos extra haciendo filas y recuperar el espacio que necesitamos para seguir jugando.